miércoles, 8 de mayo de 2013

Sir Alex Ferguson dice adiós


Alex Ferguson, leyenda del fútbol británico y mundial, se sentó por vez primera en el banquillo de Old Trafford cuando la repercusión de la información agitaba el interés de los aficionados a velocidades muy inferiores a las que ofrecen hoy las redes sociales, que en pocos minutos, desde la pasada madrugada, anunciaban por todo el globo que el manager del Manchester United se retira de ese banquillo que asumió cuando el fútbol todavía se jugaba en blanco y negro. El sello Ferguson no es solo parte de la excelencia de la marca United, sino que es una aportación ya eterna para el fútbol británico y mundial. Su palmarés está trufado de títulos, el último, la Premier 2012-2013, certificado hace unas semanas, para el Manchester que fue uno sin Ferguson y otro muy distinto con el escocés que fue nombrado Sir.

La disciplina llevada a su máximo exponente forma parte del libro de estilo de Sir Alex Chapman Ferguson (Govan, Glasgow, 31/12/1941). El escocés ha logrado para el Manchester United en los 27 años que lleva en el banquillo de Old Trafford más títulos que los que había conseguido la institución en los 108 años de historia previos a la llegada de Ferguson en noviembre de 1986. Entrenador de carácter, curtido cuando el fútbol se veía en blanco y negro, que aprendió de lo añejo del «football» británico, y en lo sucesivo caminó hacia los nuevos tiempos, aunque sin excesivo apego a lo más vanguardista. Evolución sí, pero mesurada.

El delantero Bobby McCulley del East Stirlingshire dijo sobre Ferguson que «nunca he tenido miedo de nadie, pero Ferguson era un bastardo terrorífico desde el principio». En aquel equipo menor de Escocia, que ni siquiera tenía un portero fijo, arrancó la carrera de Fergie en 1974; entonces cobraba cuarenta libras semanales. Impuso sus criterios que trascendieron a las ligas superiores. El St. Mirren fue su primer destino e hizo de un equipo de media tabla en la Second Division, campeón de la First en el 77. Con todo, un año más tarde fue despedido para recalar en el Aberdeen.

Fergie sustituyó a Billy McNeill en el banquillo de uno de los equipos más importantes de Escocia. El cambio no fue bien digerido al principio y no fue hasta 1980 cuando el rumbo se enderezó bajo la disciplina de Ferguson. El Aberdeen ganó la liga escocesa ese año. Desde ese momento el club creció tanto el país británico como en Europa, al tiempo que la reputación del sargento de Govan ganaba peso. Entre 1980 y 1986, el Aberdeen conquistó tres ligas, cuatro copas de Escocia y una Copa de la Liga, aunque el éxito de tarscendencia llegó en 1983 con la Recopa y la Supercopa de Europa.